martes, 31 de mayo de 2016


Publicado por Rosa Roja

Extracto de "La Revolución Española" Leon Trotski
Aporte al debate Boletín de Discusión de "La Cuarta"

...El hecho de que los jefes socialistas vayan a la cola de los republicanos es completamente normal. Ayer la socilademocracia apoyaba con el hombre derecho a la dictadura de Primo de Rivera. Hoy apoya con el izquierdo a los republicanos. La finalidad superior de los socialistas, los cuales en la participación en un gobierno burgués sólido. A esta condición, en fin de cuentas, no tendrían incluso ningún inconveniente en conciliarse con la monarquia.

Pero el ala derecha de los anarcosindicalistas no se halla garantizada contra la posibilidad de seguir este mismo camino: los acontecimientos de diciembre constituyen en este sentido una gran lección una severa advertencia.
La Confederación Nacional del Trabajo agrupa indiscutiblemente a su alrededor a los elementos combativos del proletariado. En dicha organización la selección se ha efectuado en el transcurso de una serie de años. Reforzar dicha Confederación, convertirla en una verdadera organización de masas es el deber de todo obrero avanzado y ante todo del comunista. Se puede asimismo contribuir a ello actuando en el interior de los sindicatos reformistas, denunciando incansablemente la traición de sus jefes e incitando a los obreros a agruparse en el marco de una confederación sindical única. Las condiciones de la revolución favorecerán extraordinariamente esta labor.
Pero al mismo tiempo no debemos hacernos ninguna ilusión respecto a la suerte del anarcosindicalismo como doctrina y como método revolucionario. El anarcosindicalismo, con su carencia de programa revolucionario, y su incomprensión del papel del partido, desarma al proletariado. Los anarquistas "niegan" la política hasta que ésta les coge por el pescuezo: entonces dejan el sitio libre para la política de la clase enemiga.!Así fue en diciembre!

Se el partido socialista adquiere durante la revolución una situación dirigente en el proletariado , sería capaz sólo de una cosa: de transmitir el poder conquistado por la revolución a las manos agujereadas del ala republicana, de las cuales pasaría automáticamente luego a los que lo detentan actualmente. El gran parto terminaría en un aborto.
Por lo que se refiere a los anarcosindicalistas, podrían hallarse a la cabeza de la revolución sólo en el caso que renunciaran a sus prejuicios anarquistas. Nuestro deber consiste en ayudarlos en ese sentido. Hay que suponer que, en realidad, parte de los jefes sindicalistas se pasarán a los socialistas o serán colocados al margen por la revolución; los verdaderos revolucionarios estarán con nosotros; las masas irán con los comunistas, lo mismo que la mayoría de los obreros socialistas.
La ventaja de las situaciones revolucionarias consiste precisamente en que las masas aprenden con gran rapidez. La evolución de estas provocará inevitablemente diferenciaciones y escisiones no sólo entre los socialistas, sino también entre los sindicalistas.En el transcurso de la revolución son inevitables los acuerdos prácticos con los sindicalistas revolucionarios, Nos mostraremos lealmente fieles a estos acuerdos. Pero sería verdaderamente funesto introducir en los mismos elementos equivoco, de reticencia, de falsedad.
Incluso en los días y las horas en que los obreros comunistas luchan al lado de los obreros sindicalistas, no se pueden destruir la barrera de principios, disimular las divergencias o atenuar la crítica de la falsa posición del aliado. Solo a esta condición quedará garantizado el desarrollo progresivo de la revolución.